Valores



AUTORREGULACIÓN:

La autorregulación es la capacidad de cualquier ser vivo para adaptarse al entorno y desarrollar en éste todo su potencial,posibilitando así su crecimiento y maduración. Esto nos lleva al convencimiento de que el niño sabe lo que es y necesita , por lo que si se encuentra en el entorno adecuado, será capaz de encontrar su propio camino, con lo que el papel del adulto será el de acompañar dicho proceso. Confiar en esta capacidad implica necesariamente partir desde el respeto absoluto y el amor incondicional a toda persona. Creer en la autorregulación es creer en la capacidad de cada individuo para tomar las decisiones que son mejores para garantizar su “éxito”, tanto a nivel físico como emocional e intelectual. Significa no diseñar un camino ni buscar una meta. Significa creer en el mero proceso natural del crecimiento y del aprendizaje, y acompañar este proceso con confianza plena en el ser al que acompañamos.

LIBERTAD:

Libertad es tener la capacidad de decidir entre distintas opciones, de actuar de una u otra manera o incluso de no hacerlo. Sólo así se puede ser responsable de los propios actos. Favorecer el crecimiento en libertad significa no emitir juicios que condicionen los actos, no tratar de modificar la conducta, no moralizar, no tratar de convencer... es libertad para buscar satisfacer las necesidades internas, sin generar dependencias externas. Es libertad para enfrentarse con todos los límites, tanto los sociales, como los externos o los propios.

AMOR:

Creemos en el amor como una necesidad vital de todo ser humano para su supervivencia, sobre todo durante la infancia. Satisfacer esta necesidad es condición para cualquier relación sana con cualquier persona, sin que ello afecte a su autonomía. Nos referimos al amor incondicional a todo niñ@ por el hecho mismo de ser quien es en este mismo instante, independientemente de su pasado o de sus acciones. Amor en todo momento y en cualquier circunstancia.

RESPETO:

Entendemos el respeto en el sentido más amplio y más estricto. Respeto por el individuo, por su desarrollo interno, por sus procesos individuales, por sus ritmos, por sus deseos, por sus necesidades y por sus intereses. Es, evidentemente respeto por los demás, por todo ser vivo y por el entorno, pero sobre todo respeto por uno mismo. Sólo respetándonos a nosotros podremos convertimos en personas coherentes, con lo que sentimos, pensamos y hacemos, para así llegar a ser seres humanos íntegros.

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